La fascinante historia de las cartas de amor

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¿Quién no ha escrito una carta de amor?
Apasionadas, tímidas, recatadas, marcadas por un profundo dolor… Las cartas de amor han conformado una parte importante de la historia de la humanidad. Desde la antigüedad hasta la llegada del internet, la necesidad de plasmar los más intensos sentimientos por escrito no nos abandona.

La tecnología y la globalización han transformado la forma en la que concebimos las cartas de amor sin cambiar su esencia. Si alguna vez te has preguntado quién escribió la primera apasionada carta, por qué tenían ese curioso sello o cómo han evolucionado con el tiempo ¡Este artículo es para ti!

Lee hasta el final para sumergirte en la fascinante historia de las cartas de amor que recorre los momentos más importantes del pensamiento.

La primera carta de amor

Pocas personas saben que la primera carta de amor ‘‘viral’’ se encuentra en un texto antiquísimo. De hecho, fue escrito hace miles de años y aún hoy es una importante referencia, se trata de la Biblia. Pocas declaraciones de amor han sido tan trascendentes como la de Pablo de Tarso a los corintios.

Este amor, sin embargo, poco tiene que ver con la idea que tenemos hoy y aún es un pensamiento revolucionario. Pablo lo define como el bien más grande que se puede poseer, un amor servicial, paciente y que no busca el interés propio. Es una entrega que lo disculpa, espera, cree y soporta todo.

Cartas de amor en la antigüedad

Es probable que la carta de amor sea tan antigua como los primeros escritos de la humanidad y la civilización misma. Desde la antigua China, hasta los griegos y los romanos, siempre ha estado presente. A continuación, te explico más detalladamente este recorrido:

La antigua Grecia

Los griegos se caracterizaban por amar las cartas en todas sus formas, y el género más romántico no era la excepción. Sin embargo, son muy pocos los documentos que han sobrevivido al paso del tiempo. Las pocas cartas de amor antiguas que datan de esta época no son muy emotivas. De hecho, incluso las más personales carecen de intimidad.

Es probable que los escritos más apasionados hayan sido destruidos por las partes involucradas en la comunicación. Una segunda hipótesis muy difundida es que la idea de intimidad de aquella época no corresponde con la actual.

La antigua Roma

A partir del siglo I después de Cristo, con la llegada del imperio romano, las cartas de amor empezaron a escribirse en latín. El soporte más popular eran delgadas tablillas de aliso, abedul y roble. La mayoría se doblaba en forma de sobre, tal como hoy en día. Las más valiosas eran transcritas en un papiro para su preservación.

De hecho, los romanos fueron los primeros en escribir todo tipo de cartas. Para nuestro pesar, muy pocas han sido conservadas, entre ellas, hay dos series que destacan.

La más popular con las cartas que Plinio le escribía a Calpurnia, su esposa, a quien destinaba apasionadas declaraciones. Por otro lado estaban las de Frontón y Marco Aurelio, con expresiones como «muero de amor por ti».

De la Edad Media a la modernidad

Desde la Antigüedad Tardía, pasando por la primera época del cristianismo hasta una parte importante de la Edad Media, las cartas de amor fueron muy escasas. Es probable que esto se haya debido a que la mayoría de la población era analfabeta y a la fuerte censura de la iglesia. Aún así, hubo grandes momentos que vale la pena mencionar.

En la Edad Media tuvo lugar la apasionante historia de amor entre Abelardo y Eloísa. Estas impresionantes cartas fueron publicadas en el XVIII con la llegada del romanticismo. Los eruditos de la época las estudiaron con detenimiento, pues se trataba de la base de lo que se convertiría en el género epistolar. Sin embargo, no fue sino hasta el año 19999 cuando se hicieron mundialmente famosas.

Las cartas de amor como un arte

Varias centurias más tarde, en el siglo XIII, empezó a germinar una idea más refinada y menos rudimentaria de las cartas de amor. De hecho, comenzó a enseñarse en la academia como un arte. Para quienes tenían capacidades reducidas para poner sus sentimientos por escrito, existían escribanos profesionales que ponían a disposición sus servicios.

Es entonces también cuando surge un manual para redactar epístolas familiares y más íntimas: el Ars dictaminis. Italia, Francia e Inglaterra fueron los primeros en sacar a la luz este tipo de guías. Con la llegada de la imprenta, estos librillos empezaron a ser más extensos y a incluir secciones con instrucciones muy detalladas.

La importancia del sello de lacre

Con la llegada de la modernidad, aparece el sello de lacre. Más específicamente, se popularizó entre los siglos XVI y XVII para asegurarse de que los documentos eran totalmente privados.

Cuando el lacre se enfría, se vuelve rígido, y una vez que se rompe, ya no hay vuelta atrás. Por ello sirvió como garantía de que las más desenfrenadas cartas de amor llegaran a su destino con total confidencialidad.
El típico sello color rojo que abunda en la literatura estaba compuesto por distintos ingredientes: goma laca, colofonia, trementina y un pigmento que le aporta su característico color. Sin embargo, no fue el único. A lo largo del mundo abundaron los sellos de lacre con colores de lo más variados.

Cada sello solía tener una estampa representativa de cada casa, firma o familia. De esta forma, la persona que recibía la carta de amor podía saber de antemano quién era el remitente.

Actualmente, es posible hacer sellos muy parecidos al lacre con alternativas caseras. Por ejemplo, puedes usar silicona como base en combinación con crayones o ceras plásticas para darle color. Aunque ya no tienen como finalidad última mantener la confidencialidad, son muy elegantes, hermosos y originales.

Cartas de amor modernas

La forma en la que concebimos las cartas de amor en la actualidad ha cambiado bastante sin dejar atrás su esencia. Este giro tuvo un inicio determinante con la llegada de la industrialización y la estampilla.
Enviar una apasionada carta de amor al otro lado del mundo empezó a ser una opción menos dramática. Los tiempos de espera se redujeron, el costo empezó a ser menor y todo el trámite empezó a quedar en manos profesionales. La carta ‘‘clásica’’ cambia su forma física y es el significado lo que empieza a trascender.

La llegada del internet

La era digital revolucionó la manera en la que comprendemos y manifestamos el amor. La posibilidad de la comunicación instantánea en cualquier latitud reemplazó al soporte físico. Aún así, un tweet o un mensaje en un chat pueden ser declaraciones de amor tan intensas y válidas como las de antaño.

El punto de vista psicoanalítico puede ayudarnos a comprenderlo mejor. Vidal es un especialista que, basándose en el pensamiento del psicoanalista Jaques Lacan, asegura que la carga de estos mensajes es muy potente.

El receptor guarda las declaraciones de amor cibernéticas como algo valioso y lo repasa en su sintaxis. De hecho, eliminar un mensaje representa un desafío y un esfuerzo importante. Como las antiguas cartas de amor, son mensajes coleccionables que pueden ser releídos con la misma pasión.

Las 3 cartas de amor más famosas de la historia

Enfrentarse a una página en blanco para plasmar sentimientos desbordantes es todo un reto que ha sido asumido por grandes personajes de la historia. Hay una línea delgada entre el romanticismo y la cursilería. Las 3 cartas de amor más famosas de la historia juegan con el límite para dejar testimonio de los sentimientos más profundos.

Frida Khalo

Entre ellas destacan las de Frida Khalo cuando, en el año 1929, inicia su ajetreada vida matrimonial con Diego Rivera. A pesar de estar marcada por infidelidades y peleas, siempre hubo mucha pasión. Entre las líneas más famosas de sus cartas se puede leer:

«Mi niño, hoy hace diez años que nos casamos, tú seguramente ni siquiera recordarás ni el día ni la fecha ni nada. Yo sí. Ahí le mando esas flores, y en cada una un montón de besos y el mismo cariño de toda la vida»

Beethoven

El inmortal clásico de la música clásica. Ludwing Vaan Beethoven también tuvo un amor desbordante. A su eterna amada le dedicaba líneas que trascendieron la historia:

«Sólo puedo pensar en ti, mi amor inmortal; sólo puedo vivir del todo contigo o de ningún modo. Tranquila, mi vida, mi amor, sólo pensando en nuestra existencia conseguiremos nuestro objetivo que es vivir juntos. Sigue, oh, amándome, nunca juzgues mal el corazón de tu fiel enamorado»

Sigmund Freud

Las cartas que el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, dedicaba a su amada Martha Bernays no se quedan atrás:

«No apetezco sino lo que tú ambicionas para ambos porque me doy cuenta de la insignificancia de otros deseos comparados con el hecho de que seas mía. Estoy adormilado y muy triste al pensar que tengo que conformarme con escribirte en vez de besar tus dulces labios»

Referencias

Abelardo, P. Historia de mis desventuras. (1983). Notas, estudio preliminar y traducción: José María Cigüela. Buenos Aires, Argentina.

https://epokhegoliarda.files.wordpress.com/2009/07/abelardo-pedro-historia-de-mis-desventuras-doc.pdf

Betty, R. (1978). Introduction. The Letters of Abelard and Heloise. Penguin House. pp. 55.

Garfield, S. Postdata. Trad. Miguel Marqués. Penguin Random House Grupo Editorial: Barcelona. pp: 47-49

Khalo, F. (1995). Diarios. Editorial RM La vaca independiente: México.

Ovidio. El arte de amar.

http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/o/Ovidio%20-%20El%20arte%20de%20amar.pdf

Ovidio. Heroidas

http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080013730_C/1080013731_T2/1080013731.PDF

Rimell, V. (2006). Ovid’s Lovers: Desire, Difference and the Poetic Imagination. Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-86219-6. pp. 133-127

Vidal, J. La carta de amor en el siglo 21. http://lacanparaafuera.blogspot.mx/2011/04/la-carta-de-amor-en-el-siglo-21.html

 

 

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